Consejerías en salud sexual y salud reproductiva

Comunicadora. Integrante del área de Comunicación del PNSSPR-MSN.

Licenciada en Psicología UBA, integrante del PNSSPR-MSN. Docente Facultad de Psicología UBA.

Licenciada en Trabajo Social, integrante del área de Comunicación del PNSSPR-MSN.

Licenciada en Periodismo y Comunicación, integrante del área de Comunicación del PNSSPR-MSN.

Las consejerías en salud sexual y reproductiva son espacios de asesoramiento personalizado y orientados por las necesidades de las personas que consultan sobre temas vinculados a la sexualidad. Son espacios de encuentro entre integrantes del equipo de Salud y personas usuarias del sistema de Salud, que tienen como objetivo principal fortalecer la autonomía de las personas para que tomen decisiones sobre su propia salud sexual y salud reproductiva de la manera más consciente e informada posible. Es un espacio privado donde la intimidad y la confidencialidad son principios fundamentales.

Los espacios de consejería abren la posibilidad de atender el cuidado de cuestiones que exceden el marco de la enfermedad. Son espacios de promoción y educación para la salud en un sentido amplio.

Las consejerías en salud sexual y salud reproductiva se enmarcan en un modelo de atención en salud que concibe a las personas como sujetos capaces de tomar sus propias decisiones, tanto acerca del ejercicio de su sexualidad y del cuidado de su cuerpo, como de la salud en relación con su función reproductiva.

Se define modelo de atención como el modo de hacer de los profesionales de la Salud. Ese modo de hacer responde a una concepción de sujeto, a un modo de entender el proceso de salud y su cuidado, y a la forma en que se construyen los saberes y se aprenden las prácticas.

Las temáticas que pueden abordarse son sumamente diversas, entre ellas: sexualidad y placer, relaciones de género y posibilidades de elegir cómo vivir la sexualidad incluida la orientación sexual, negociación del uso de preservativos, derechos sexuales y derechos reproductivos, uso de métodos anticonceptivos, prevención de abortos inseguros y causales de acceso a la interrupción legal del embarazo, modificaciones corporales relacionadas con la identidad de género, prevención de infecciones de transmisión sexual en relación a las prácticas sexuales, situaciones de vulnerabilidad y violencia.

Las consejerías deben entenderse como un proceso más que como una consulta puntual, donde el vínculo entre el equipo de Salud y la persona usuaria puede permitir que la persona vaya tomando decisiones respecto de su salud sexual y/o su salud reproductiva y pudiendo concretarlas con el acompañamiento del equipo de Salud.

Existen diferentes tipos de consejería. Como se viene diciendo, las consejerías son espacios individuales, privados y confidenciales. Pueden adoptar diferentes formas y ocurrir en diversas situaciones de atención. Se identifican dos modalidades: la consejería propiamente dicha y la oportunidad en la asistencia.

En cuanto a la consejería propiamente dicha, es un espacio pensado específicamente para propiciar reflexiones acerca de la sexualidad; brindar información sobre salud y derechos; propiciar la toma de decisiones autónoma acerca de anticoncepción, embarazo, parto o interrupción del embarazo, ejercicio de la sexualidad o cualquier otra temática relacionada con la sexualidad; y para acompañar el acceso a las prácticas para llevar adelante dichas decisiones.

Por otro lado, durante la atención de cualquier situación de salud puede desarrollarse una consejería en salud sexual y/o reproductiva, pero sus características suelen ser diferentes a la modalidad antes mencionada. Generalmente, se cuenta con menor cantidad de tiempo y puede ser que la realización de la misma no surja a partir de la demanda de la persona usuaria sino a partir del ofrecimiento del equipo de Salud. Sin embargo, es una ocasión válida para generar un vínculo de confianza que habilite las demandas en relación con las necesidades de las personas. Se destaca la importancia de profesionales como las/los médicas/os pediatras, clínicas/os, enfermeras/os, obstétricas/os, entre otros, como integrantes del equipo de Salud que pueden ofrecer consejerías en salud sexual en consultas habituales como controles de salud, tanto a las personas usuarias como a sus acompañantes.

En ambas modalidades el objetivo es entablar un vínculo que permita que la persona tome la palabra para expresar sus necesidades, y pueda demandar, ya sea en esa ocasión o en otra futura, información y/o atención y prestaciones vinculadas al cuidado de la salud sexual y la salud reproductiva. En todas las consejerías debe existir el consentimiento de la persona y las condiciones para desarrollarlas con confidencialidad y privacidad.

Respecto de la orientación y fundamentos de la estrategia de consejería en salud sexual y reproductiva, pueden mencionarse la perspectiva de derechos y el enfoque de género y diversidad, puesto que se concibe a las personas como sujetos de derecho e insertos en un contexto cultural y social.

El enfoque de género y diversidad implica el reconocimiento de que el ejercicio de los derechos (entre ellos los sexuales y los reproductivos) no es igual para todas las personas, pues existen condiciones de desigualdad social originadas por la existencia de diversas relaciones de poder y la persistencia de prejuicios y mandatos sociales.

Se llama enfoque de género al abordaje que tiene en cuenta las desigualdades existentes entre las personas estructuradas sobre las diferencias de género y la orientación sexual. Estas desigualdades están naturalizadas y dejan en situación de mayor vulnerabilidad a las mujeres, personas trans, intersex, gays, lesbianas, entre otras.

Los prejuicios en torno de los roles, mandatos y estereotipos de género basados en el machismo, el pensamiento binario (que solo concibe la existencia de dos sexos –macho / hembra– y de dos géneros –varón / mujer–, que se corresponderían) y la heterosexualidad obligatoria afectan gravemente a muchas personas, sometiéndolas a situaciones de violencia que dificultan su autonomía y posibilidades de autodeterminación especialmente en relación con sus sexualidades y sus cuerpos.

En sintonía con el enfoque de género, el enfoque de diversidad comprende que la condición humana es de por sí diversa. Este enfoque permite tomar en cuenta diversidades sexuales, diversidades corporales, diversidades culturales, entre tantas otras, como experiencias y expresiones humanas existen.

Desde este enfoque se cuestiona la construcción binaria sexo-genérica que concibe como anomalía, anormalidad, síndrome o trastorno cualquier expresión que escape a la clasificación macho/hembra o varón/mujer. De esta manera se puede visualizar que la existencia de personas intersex, así como de identidades trans, lo que ponen de manifiesto es que las corporalidades así como las vivencias del género y de la sexualidad, son de por sí diversas. Por lo que requiere que en el espacio de la consejería se contemplen las necesidades específicas que pueden derivarse de esas vivencias diversas.

La realidad de las personas con discapacidad da cuenta también tanto de la diversidad corporal, anatómica como funcional. Asimismo, la pertenencia étnica, cultural, religiosa, etaria, entre tantas otras dimensiones de la experiencia humana, dan lugar a innumerables diferencias entre las personas que pueden tornarse desigualdades sociales y afectar la sexualidad y toda la vida de las personas.

En coherencia con lo planteado, que las consejerías en salud sexual y salud reproductiva se orienten desde la perspectiva de derechos, implica que tienen como eje el reconocimiento de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las personas. Por lo tanto, además, tienen el objetivo de favorecer las posibilidades de ejercicio de los mismos.

Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son derechos humanos y, por lo tanto, inalienables, integrales e indivisibles. Son inherentes a todas las personas sin distinción de edad, clase, etnia, nacionalidad, orientación sexual o religión. Estos derechos están reconocidos en diferentes instrumentos legales: leyes, la Constitución Nacional (CN), los tratados internacionales de derechos humanos y los tratados, declaraciones y conferencias internacionales que la Argentina suscribió.

Los derechos sexuales son los referidos al disfrute de una sexualidad libremente elegida, sin sufrir violencia ni abuso sexual, con posibilidades de evitar los riesgos de transmisión de enfermedades, y con respeto de la orientación sexual y de la identidad de género de cada persona, sin discriminación.

La perspectiva de derechos puede verse reflejada en la consejería en el respeto por el nombre elegido por cada persona, la formulación de preguntas amplias que no presupongan la heterosexualidad, la identificación de posibles situaciones de abuso y/o violencia sexual, así como la apertura a la escucha sobre temores, molestias y dificultades de las personas en el disfrute de su sexualidad.

Los derechos reproductivos son definidos como la posibilidad de decidir, en forma autónoma y sin discriminación, si tener o no tener hijos, el momento de tenerlos, cuántos hijos tener y con quién, incluso el espaciamiento entre sus nacimientos.

Para el cumplimiento de los derechos reproductivos, en la consejería debe brindarse información suficiente y en términos comprensibles. En caso de que la persona necesite y decida usar un método anticonceptivo, brindar el que mejor se adapte a las posibilidades de salud y preferencias de cada persona. En los casos de las personas con discapacidad, es central el respeto por la voluntad de las personas y tener en cuenta el derecho explicitado en las leyes de la preservación de la fertilidad.

Algunas de las dimensiones de las consejerías son:

  • La socialización de información sobre salud sexual y salud reproductiva. Ésta debe ser adecuada y oportuna, partiendo de las inquietudes y necesidades de la persona usuaria.
  • El acompañamiento para el acceso efectivo a prácticas y cuidados vinculados con la salud sexual y salud reproductiva dentro del sistema de Salud.
  • La construcción conjunta de estrategias de cuidado de la salud, sobre la base del fortalecimiento de la autonomía y la concientización sobre el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.

En todos los casos las consejerías son espacios de asesoramiento personalizado y deben estar orientadas por la singularidad de la situación de la persona usuaria. Este modelo de atención parte del saber que tienen las personas sobre sí mismas, habilitando la posibilidad de trabajar a partir de los propios recursos de cuidado de los que siempre disponen, en mayor o menor medida. En este sentido, en el encuentro de las consejerías se habilita una construcción conjunta de saberes –entre el equipo de Salud y las personas consultantes– sobre temas relacionados con la salud en torno a la sexualidad y a la reproducción como parte integral de las personas y, por ello, con sus características de singularidad. En las consejerías, necesariamente, hay un aprendizaje mutuo entre el equipo de Salud y la persona usuaria.

El abordaje de estas temáticas hace necesario que los integrantes del equipo de Salud desarrollen competencias profesionales acordes para la tarea de acompañar, brindar información oportuna y adecuada, y trabajar en la concientización y la construcción de autonomía.
 

Bibliografía

CONSEJERÍAS en Salud Sexual y Salud Reproductiva. Propuesta de diseño, organización e implementación. PNSSyPR, MSAL 2014. Disponible en http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000588cnt-Consejeria_en_SaludSexual_web.pdf

MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS. Guía práctica para profesionales de la Salud. PNSSyPR, MSAL; 2012. Disponible en http://www.msal.gob.ar/plan-reduccion-mortalidad/boletin/b02/pdf/Guia-Pract-MAC-completa.pdf

ATENCIÓN de la Salud Integral de las Personas Trans. Guía para equipos de Salud. PNSSyPR.

SOUZA CAMPOS, G. (1997). La Clínica del Sujeto: Por una clínica reformulada y ampliada.


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Recibido: 07/07/2016; Publicado: 03/2017